Todos los momentos, desde que nacemos,
llevan unidos de una forma consciente o inconsciente, una canción, un sabor, un
olor e incluso una temperatura, y estos hacen saltar cual Magdalena Proustiana,
una serie de recuerdos al vernos en distintas situaciones semejantes a lo largo
de nuestra vida; y nos hacen recordar el primer payaso, nuestra primera excursión,
aquel beso robado, nuestra primera cita, y por supuesto nuestra última
decepción.
Contigo Pan y Cebolla... (pero si le
añadimos unas papas , unos huevos y un poco de aceite de oliva... mejor!)
Tendremos una estupenda tortilla de patatas ¡ Ah! ¿Que no es como la de mama?
Seguramente, cada maestrillo tiene su librillo y sinceramente, hay cosas contra
las que no se puede competir, están ahí , arraigadas en el subconsciente,
esperando a saltar para amargarle el día a cualquiera ( en que estaría yo
pensando al hacerla...)siempre me queda pensar que mis hijos la apreciaran y no
se acordaran de la de la abuela ( que tengo que reconocer, que esta muchísimo
peor que la de mi madre, donde va a parar...)
Me iré a ver a Adría, que ahora que
cierra el Bulli, me podrá dar alguna receta minimalista, para que esta chica se
acuerde de mi (sin que su madre este presente claro)
Contigo Pan y Cebolla... (¿con
Jamoncito de Bellota quizás?)
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